Primer día de vacaciones

 Hoy fue un día tranquilo y perezoso. Fue mi primer día de vacaciones. Me desperté tarde, alrededor de las 9, y después de desayunar me puse a leer unas páginas de Los Detectives Salvajes de Roberto Bolaño. Tenía mucha flojera, así que me eché a dormir un poco. Después, me fui al centro comercial con mi novia y compramos unos regalos, además de un par de camisas para mí.

Volvimos del centro comercial y mi novia se puso a empaquetar sus regalos de Navidad, pues había comprado papel para hacer los paquetes. Después, tomamos café juntos. Luego, yo me puse a ver unos videos sobre literatura en YouTube mientras mi novia hacía crucigramas. Uno de los videos que vi era sobre Sor Juana y el libro de Octavio Paz, Las trampas de la fe.

Ahora sigo en la computadora, pensando y escribiendo sobre mi día, mientras mi novia lee un libro de Agualusa, Milagrario pessoal.

Diario salvaje de vacaciones

 Lo primero que hice al levantarme fue ir a la panadería y desayunar un pan con mantequilla y un café con leche. Entonces volví a mi casa y me puse a trabajar en las calificaciones de las clases de inglés que imparto todos los días. Después de corregir un montón de pruebas, subí las calificaciones al sistema en línea de la escuela

Comí en casa con mi papá. Almorzamos arroz, frijoles y carne.

Hoy trabajé remotamente desde mi casa. No tuve que impartir clases porque sigo corrigiendo exámenes. Después del trabajo, fui a una tienda de libros usados.

De hecho, antes de ir a una tienda de libros usados, pasé un rato en una librería. Estaba buscando un libro de Bolaño en portugués para cotejarlo con el texto original. Después de comprar Amuleto, me fui a la tienda de libros usados y me compré otro libro de Bolaño en portugués, Putas asesinas, para compararlo con la versión en español que tengo en casa.

Había mucha gente en la librería y poca gente en la tienda de libros usados. En la librería busqué un libro de César Aira que, aparentemente, está fuera de catálogo. Me quedé más tiempo en la tienda de libros usados porque conozco a los libreros de allí.

De hecho, la tienda de libros usados es más atractiva: es un caserón de tres plantas que funciona como un centro cultural. Conozco a la dueña de esta librería, se llama Daniele.